En el antiguo Egipto ya se escribía sobre papiro desde antes del año 3000 a.C. Se fabricaba con un vegetal muy abundante en las riberas del río Nilo, el Cyperus papyrus, y fue el primer material que presentó propiedades asociadas al papel. Posteriormente, en la antigüedad grecorromana eran utilizados casi por igual el papiro y el pergamino, este último prevalecería en Europa durante la Edad Media. El pergamino consistía en pieles de animales, como becerro, oveja o cabra, curtidas con cal y preparadas para recibir tinta. No obstante este proceso resultaba costoso, por lo que a partir del siglo VIII se acostumbraba a borrar los textos de los pergaminos para reescribir sobre ellos (dando lugar a los palimpsestos) perdiéndose de esta manera una cantidad inestimable de creaciones. También en el México prehispánico se utilizaban fibras naturales para fabricar amate, que podía recibir tintas y conservar ideas y datos, como lo hacemos hoy con el papel.
El papel se inventó en China y conforme fue conocido en otras partes del mundo fue ganando popularidad frente a otras fibras, con fines similares, entre otras muchas razones por su economía (puede ser fabricado a partir de fibras textiles de desecho, como por ejemplo de ropa vieja) y posibilidad de reciclado: con papel usado se puede hacer papel nuevo. Con el paso del tiempo se industrializó y hoy en día es un material muy común y útil, que empleamos para asentar datos y compartir información, ya sea en forma de documentos o libros.
Estamos muy acostumbrados a los documentos en papel, las fotocopias, carpetas y firmas autógrafas, y por lo tanto a los archivos físicos enormes. Pero hoy -con Idue- ya es posible un panorama mucho más seguro y eficiente de uso digital de la información, pareciera que estamos atados a la inercia de siglos haciendo las cosas de la misma manera, tenemos más de 5,000 años de usar un técnica parecida a la de escribir sobre papel.
Yendo al principio de las cosas y al uso que les damos, los datos, documentos y trámites tienen como finalidad establecer y respetar una identidad y autenticidad de quien hace un trámite frente a quien lo hace: “yo soy esta persona que estoy requiriendo este servicio de ti”, -por ejemplo- y para ello “presento mi acta de nacimiento o mi identificación”. El contra-problema de esto es la suplantación de la identidad, el que una persona o una empresa se haga pasar por otra y haga mal uso de un servicio o de la información que obtuvo. Los medios digitales actuales, empleados de manera segura y con responsabilidad empoderan al dueño de la información y hacer muy eficiente el manejo de la información, de una manera “muy touch”, como debería de ser en el siglo XXI.